Si estás pensando en comenzar un tratamiento psicológico o creés que el tuyo necesita un cambio de rumbo, las terapias online pueden ser una buena alternativa. Aprovechando los avances de la tecnología se abren nuevas posibilidades para hacer un tratamiento psicoterapéutico. Se trata de consultas tan efectivas como las tradicionales (cara a cara) que se realizan en consultorios. La idea es fijar un encuentro puntual semanal para tener la sesión. Pero las dudas y temores frente a lo nuevo empiezan a surgir. Por eso, María Gabriela Fernández, Licenciada en Psicología, nos explica detalladamente acerca de esta modalidad.
En las consultas y/o tratamientos psicológicos online, la interacción psicólogo-paciente es vía e-mail, chat o Skype (que permite que la sesión se lleve adelante en tiempo real, como si fuera una sesión presencial en consultorio). Fernández aclara que el uso de la cámara, si bien no es imprescindible, es muy conveniente para poder contar con la posibilidad de verse y que tanto el terapeuta como el paciente tengan una mayor fluidez en la sesión. Además, esto ayudaría a que el lenguaje corporal sea un elemento más a tener en cuenta por parte del terapeuta. El caso de los mails es muy útil cuándo el terapeuta indica “tareas para el hogar”, ya que de esta manera se puede contar con información por anticipado antes de la sesión convenida y eso permite optimizar el uso del tiempo del tratamiento.
Esta modalidad de atención es una alternativa cada día más solicitada por su efectividad y comodidad. Una vez contratado este servicio, se puede realizar desde cualquier lugar físico (oficina, casa, hotel) mientras se tenga al alcance una computadora o teléfono con internet. “La diferencia es que implica una actitud de mayor compromiso por parte del paciente, para poder cumplir con las sesiones y mantenerlas en el tiempo. A algunos pacientes les cuesta más mantener la adherencia al tratamiento”, cuenta Fernández.
Aunque al principio pueda resultar extraño el contacto vía Skype, para Fernández la posibilidad de profundizar es tan real como en la terapia cara a cara. “La fluidez con la que transcurre el intercambio rápidamente permite sentirse cómodo y trabajar con normalidad. Además, con algunos pacientes se pueden programar sesiones en el consultorio, una vez por mes, por ejemplo”, agrega.
¿Para quiénes es especialmente recomendado el tratamiento online?
• Para personas que por cuestiones emocionales y/o físicas están incapacitadas de salir de sus hogares y necesitan de la atención de un profesional.
• Para personas que por su estilo de vida laboral, viajes o limitaciones de tiempo, no pueden asumir el compromiso de asistir a un consultorio particular.
• Para personas que residen en el extranjero y buscan un terapeuta que hable español, para sentirse comprendidos y acompañados en el proceso de emigración-inmigración; etapa durante la cual pueden enfrentarse a muchos miedos, ansiedades, angustias y sin contar con los recursos necesarios para hacerles frente.
• Para personas que viven lejos de la institución con la que buscan atenderse, sobre todo en aquellos que buscan un tipo de tratamiento en particular.
• Para personas que viven en el interior y no quieren atenderse con un terapeuta del lugar, con quien se pueden encontrar en cualquier otra circunstancia de la vida cotidiana (supermercado, cumpleaños de conocidos en común) y prefieren asegurarse una reserva al respecto de su consulta y una privacidad en cuanto a su tratamiento.
En el caso de los niños, Fernández sostiene que el sistema online les resulta divertido y les es más afín que a muchos adultos. Aunque, como con los chicos se trabaja habitualmente por medio del juego, con esta modalidad el terapeuta se ve más limitado al querer observar cómo se desenvuelven.
Es común que la mujer consulte más que el hombre para realizar terapias online. Pero esta modalidad no escapa a la generalidad: la mujer está culturalmente más acostumbrada a utilizar el dispositivo terapéutico; y las innovaciones al respecto despiertan curiosidad, interés y se abren a la posibilidad de instrumentar un tratamiento online con mayor facilidad. Por otro lado, no hay ningún inconveniente si alguien que nunca se psicoanalizó quiere comenzar a hacerlo con una terapia online. Lo importante es su motivación, necesidad y compromiso.
Solo es cuestión de innovar
En nuestro país la modalidad de terapia online es relativamente nueva. “Desde hace unos pocos años se empezó a instrumentar con muy buenos resultados. Sin embargo, encontramos gente que es reticente, porque en nuestro país hay una larga tradición muy ortodoxa y así es como se entiende la psicoterapia. De todas maneras, es importante destacar que cada vez son más las personas que se suman a esta modalidad, ya que agrega posibilidades antes impensadas”, dice Fernández.
Es en este aspecto de tradición ortodoxa que la población en general entiende que la psicología es sinónimo de psicoanálisis. Para Fernández, este error conceptual requiere aclaración. “La psicología cuenta con distintas maneras de abordar las problemáticas que se le presentan a una persona. Un abordaje posible es el psicoanálisis. De hecho, este modelo es el primero que surge y en particular nuestro país cuenta con una larga tradición psicoanalítica. El psicoanálisis tiene una serie de requisitos para poder trabajar y el uso de Internet no es una herramienta con la que pueda contar. Pero la psicología tiene además otros abordajes que fueron surgiendo desde mediados del siglo pasado (cognitivo conductual, sistémico, gestáltico, etc.). Los mismos están en contacto estrecho con los últimos avances en general, incluida la implementación de los tratamientos online”, explica.
Para todos los tratamientos, y especialmente para aquellos online, antes de iniciarlos es adecuado contar con la mayor información posible. Hoy en día, todas las instituciones tienen páginas web para chequear su información y teléfonos para poder comunicarse y consultar las dudas. Las referencias de terceros en la elección acerca de dónde realizar un tratamiento psicoterapéutico suelen ser habituales y muy convenientes.
Si hay pacientes que quieren ocultar su identidad, Fernández no lo recomienda. “Esto no solo no es bueno para el paciente y el terapeuta, sino que podría ser interpretado por el profesional como una conducta que podría indicar “peligro”. Además, viola un requisito fundamental para el desarrollo de un tratamiento: la confianza”.
La duración del tratamiento online varía de acuerdo a la problemática presentada. Cada sesión dura una hora y se plantea habitualmente como un encuentro semanal. Muchas veces, se busca un resultado concreto y que el mismo se pueda visualizar a corto plazo.
Consejos generales a la hora de encarar este tipo de terapia
• No temer a lo nuevo y darse la oportunidad.
• Abrirse a posibilidades distintas, es una señal de flexibilidad.
• Buscar referencias e informarse respecto a la institución que se quiera consultar.