Para seguir cuidando nuestras piernas y que luzcan impecables en el verano, en esta segunda entrega abordamos otros de los problemas que las afectan. Aclaramos dudas sobre las várices y las arañitas para que no te sorprendan.
Llega el calor agobiante y nuestras piernas empiezan a sufrir, pero también queremos mostrarlas más y muchas veces no queda otra opción que dejarlas al descubierto. En la edición anterior te contamos sobre la celulitis y las estrías, dos afecciones que las aquejan y nos preocupan, pero también debemos tener cuidado con las molestas várices y arañitas. Para asesorarnos correctamente y enterarnos sobre los últimos tratamientos para combatirlas, entrevistamos a Danilo Carraro, especialista en flebología.
¿Qué son las várices exactamente?
Las várices son venas enfermas, las cuales se van dilatando paulatinamente por la pérdida del tono de su pared. Esto produce un enlentecimiento circulatorio que aumenta la presión venosa. A su vez, las válvulas que se encuentran en las paredes venosas se van tornando incapaces de soportar el aumento de esta presión. Hay distintos grados de várices: desde las pequeñas telangiectasias (“arañitas”) hasta las grandes dilataciones y las úlceras.
¿Y las arañitas?
Las telangiectasias, comúnmente conocidas como arañitas, son la dilatación de los últimos capilares de la red venosa. Se pueden dilatar las venas centrales o tronculares, las ramas o las últimas “ramitas” de la red venosa. Hay distintos tipos que se distinguen por su forma: simples (trayectos venosos aislados), arborizadas (con un tronco principal y luego “ramas”) y en araña o estrella (un núcleo central del que parten varios trayectos). Hay que aclarar que las arañitas no se expanden, sino que se van afectando cada vez más con el paso del tiempo.
¿En qué zonas de las piernas es más frecuente su presencia y a partir de qué edad?
Por lo explicado anteriormente, la mayor frecuencia de aparición de várices es en las piernas (desde la rodilla hacia abajo), ya que esta zona es la que recibe la mayor presión. La edad de aparición es muy variable y depende de la carga genética, la actividad física que se desarrolle y el número de embarazos que haya tenido la mujer.
¿Cómo nos damos cuenta de cuándo aparecen?
No se deben ver venas en las piernas, exceptuando lugares como el pie y la zona detrás de la rodilla, donde existe poco tejido celular subcutáneo y la piel prácticamente se sitúa por encima de las venas permitiendo que se vean. Cuando se observan venas (independientemente del diámetro), estamos en presencia de várices.
¿A qué factores se debe su aparición?
Primero podemos nombrar la bipedestación como nacimiento de la enfermedad varicosa, que es cuando al hombre se le ocurrió ponerse de pie. Así, aumentó la presión hidrostática contra la que tiene que luchar el sistema venoso para cumplir su función de retornar la sangre hacia el corazón. La obesidad también es un factor importante, ya que aumenta siete veces el riesgo de padecer varices de miembros inferiores. La menopausia, caracterizada por un desequilibrio hormonal, y la vejez, donde hay una atrofia generalizada de todos los tejidos, incluyendo las paredes venosas, también son factores a tener en cuenta. Además, hay que tener cuidado porque es una enfermedad con una alta prevalencia hereditaria.
¿Es más frecuente que se presente en las mujeres?
Las mujeres tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar enfermedades venosas respecto a los hombres. Esto es así porque las hormonas que prevalecen en el ciclo menstrual (los estrógenos y la progesterona) actúan directamente sobre las venas. Además, el embarazo también actúa negativamente sobre las várices debido al gran aumento hormonal durante la gestación, al incremento del peso corporal y a la compresión de ciertas venas por el útero grávido (útero del embarazo).
¿Cuáles son los síntomas de padecerlas?
Los síntomas más comunes son dolor, pesadez, hormigueos, sensación de ardor o quemazón, escozor o prurito, calambres, edema o hinchazón. Las várices generalmente no son peligrosas, pero cuando están muy dilatadas y se lesionan (por un traumatismo o espontáneamente) pueden causar una hemorragia o producir una inflamación cuando la sangre que circula por la vena se coagula. Ambos casos constituyen una urgencia. Respecto a las arañitas, el mayor problema es estético porque solo duelen cuando son muchas.
¿Se curan totalmente?
Lamentablemente es una enfermedad crónica, porque se padece durante toda la vida, y evolutiva, porque se va agravando con el paso de los años. Por lo tanto, se debe controlar rutinariamente.
¿Y cómo podemos prevenirlas?
Es importante mantenerse dentro del peso ideal, evitar la permanencia prolongada en posición de pie, evitar fuentes de calor excesivo, mantenerse bien hidratado, caminar o practicar deportes como ciclismo o natación y, durante viajes prolongados, hacer paradas regulares para activar los músculos de las piernas. La vestimenta también es fundamental: no se debe usar ropa que comprima a nivel de la cintura o de los muslos y deje suelta la parte de las piernas, ya que esto hace que se dilaten las venas por debajo de la compresión. Respecto al calzado, se debe evitar el uso de tacones altos, porque impiden el movimiento normal que hace el pie al caminar (es como si se estuviera caminando permanentemente en puntas de pies).
¿Cuáles son los tratamientos para las várices?
El tratamiento es a medida, se debe analizar cada caso en particular para realizar el más conveniente. El tratamiento médico general incluye todas las medidas para disminuir los factores de riesgo, como bajar de peso, evitar el sedentarismo, usar medias o vendas elásticas, fármacos, etc. Luego hay tres tecnologías específicas:
Escleroterapia: es una inyección en forma de microespuma de fármacos dentro de las várices. Se produce una irritación de las paredes internas de las mismas, que luego se adhieren obstruyendo el flujo. De acuerdo al grosor de las venas a tratar se utilizan distintas concentraciones de los fármacos.
Escleroterapia eco-guiada: en caso de tener que tratar una vena no visible a simple vista se usa un equipo de ecodoppler para localizarla en profundidad y guiar la punción. Este y el anterior son tratamientos ambulatorios que no requieren internación, quirófano ni anestesia. La reinserción laboral es inmediata y no deja cicatrices. La duración del tratamiento es variable y se realiza en sesiones separadas por 20 días.
Láser endovascular: a través de la introducción de una fibra a lo largo de la vena enferma, se entrega la energía láser desde adentro. Se lo realiza en várices de mediano a gran calibre. Requiere de quirófano y anestesia local más sedación, breve reposo en la clínica (2 a 10 horas) y la reinserción laboral suele ser dentro de las 24/ 48 horas.
Cirugía: está siendo reemplazada por métodos menos invasivos como los anteriores, aunque, en los casos donde la dilatación de las venas es considerable, la efectividad del láser y de la escleroterapia decae. En otras situaciones, se efectúa microcirugía, en la que se usa anestesia local, no requiere de internación, la recuperación es rápida y no deja cicatrices.
¿Y los tratamientos para las arañitas?
Hay dos tecnologías específicas:
Escleroterapia: para tratar vénulas y arañitas se usa tecnología de última generación como es el transiluminador. Es una luz intensa fría con la que se identifica la vena nutricia de las demás dilataciones venosas.
Láser transdérmico: mediante una pieza de mano se incide el rayo láser sobre la piel y las venas más pequeñas. El láser, al reaccionar con la sangre, eleva la temperatura dentro de la vena y termina por “quemarla” y cerrarla.
En este tipo de patología, la cirugía no está indicada. Aquí, la elección del tratamiento depende del diámetro de las venas, porque puede ser que estas tengan un diámetro tal que el láser no actúe con total eficacia. Por eso siempre se comienza con las venas nutricias, que son las que le llevan sangre a las demás venitas. También es importante el tipo de piel de la paciente, porque en las pieles oscuras hay más melanina y el láser puede decolorar la zona tratada, ya que este reacciona con el color negro. Por último, el profesional debe autorizar a tomar sol si la evolución del tratamiento es adecuado. En determinados casos se debe usar pantalla solar en los sitios tratados.
Recomendaciones generales para no dejarnos engañar frente a estas afecciones:
• No hay ninguna clase de crema que borre las arañitas ni las várices. Las cremas solo contienen sustancias que ayudan a mitigar los síntomas que producen las várices. Se recomiendan las que contienen derivados del ruscus, castañas de indias o escinas, o las que provocan frío sobre la piel, como el alcanfor.
• Los masajes no curan las várices pero mejoran la zona donde se manifiestan los edemas y son recomendados para deshinchar los miembros inferiores.
• El ejercicio es algo fundamental para prevenir la progresión de esta enfermedad. Se recomiendan caminatas, natación, ciclismo, aerobics, etc., porque la activación de los músculos actúa como “bombas” que impulsan la sangre hacia el corazón y evitan el estancamiento de esta en las venas.
• En el examen médico debe realizarse un estudio llamado ecodoppler venoso de los miembros inferiores. Lo que hace es medir la velocidad de la sangre en las venas y su dirección: hacia el corazón (si es normal) o hacia los pies (si existe un “reflujo patológico”).
¡Acordate! Para lucir tus piernas sanas no solo es necesario que vos las cuides, sino también consultar rápidamente con el especialista e informarte adecuadamente.
Asesoró en esta nota: Danilo Carraro, Especialista en cirugía general, flebología y ecodoppler, M.N. 103943. carrarodanilo@gmail.com